sábado, 6 de marzo de 2010

Odio las palabras en mayúsculas, me aterran, más bien me intimidan, hablar de no sé, del Arte con su "A" que se impone y uno la mira desde abajo como si fuera una gigantesca hamaca a la que no puede tener acceso. Odio hablar de la Virtud, de Dios, de la Humanidad, de la Verdad, ah y de la Poesía y sus variantes. Por qué no ver las cosas tan pequeñas como son, nuestras virtudes chiquitas, y ni hablar de los dioses, dioses-humanos, pequeños, insignificantes. Me hace recordar algo que leí una vez, un texto de Gombrowicz Witold, que se llama Contra los poetas.