martes, 23 de diciembre de 2008




Era fácil quererte cuando eras chiquita, y te podía levantar, y mirarte la pancita, bien redondita. ¿Vos te acordas? Cuando te puse el cascabel para que no te me perdieras, porque hubiera sido horrible escucharte llorar y no poder hacer nada para ayudarte (aún lo es eh, por más que ya no seas más chiquita) pero no, vos te los sacaste. También te chocabas con las paredes, y todavía queres entrar, aunque ya hablamos de eso, en verdad yo hablo, y vos escuchas, o te distraes con la pelotita amarilla, o me miras y doblas tu cabecita, porque, por qué vos no podrías entrar, todos adentro y vos solita afuera, no es justo, me miras y me decis eso.
Te me queres subir al regazo, sabes que con este calor apenas me soporto, te bajo y te digo ¡no! con todo el poco autoritarismo que me distingue, y te bajas y me das besos en las piernas y te me tiras a los pies, cómo echarte de ahí, si sos la cosa más linda que pude encontrar en una iglesia

2 comentarios:

Eliana Crespin Ross dijo...

yo extraño a mi perro
por mas viejecito que fuera... alzarlo, mimarlo y demas para mi nada era un peso...
y yo aunque estuviera de gala, queria tenerlo en mi regaso!
hay como lo extraño :(

Fer,, ! dijo...

La extraño a Tela, extraño a Bartolo y a Luna(Marcela). Y te extraño a vos Romi, te mando un beso gigantesco.